Entradas

Mostrando entradas de 2010

El tiempo ha pintado las calles del mismo color

Imagen
Son las ocho. Despierta. Toca las sábanas y, junto a ella, la parte fría y deshecha. Aún no se ha ido. Ella, con lágrimas en los ojos, esas que se nos escapan cuando nos vemos sin fuerzas para afrontar lo que viene de camino, lo inevitable, se levanta deprisa y corre escaleras abajo hasta donde él la espera. En el armario ve menos ropa, y cajones vacíos parecen gritar la ausencia tan fuerte que estallarían sus oídos. Él, con una maleta en la mano, dice " es la hora ". Juntos, cierran la puerta y bajan la calle en silencio. Juntos, son protagonistas del final de la historia más bonita de la Historia. Pero ella no quiere saberlo. Por eso canta, va cantando como un niña a la que le dicen que va a ir a un gran parque con columpios de colores, en lugar de al cole. Canta muy fuerte, creyendo que él la escucha. Pero él ya está muy lejos, desde hace tiempo; desde que sonó el primer crujido. Y no puede oirla. Ella está sola. Se adelanta. Toca su mano. Sigue sonriendo. Ve la vía del tr

Espera

Imagen
Nos pasamos la vida esperando. A veces basta con mirar la vía del tren y ver que no va a venir... o leer en un cartel antiguo sus borrosas letras que te invitan a no seguir esperando porque no hay nada que esperar. Pero tú, ilusa e ingenua alma, te sientas y sigues mirando con la esperanza de que aparezca de repente una luz, el destino incipiente, que grita tu nombre e ilumina tus ojos, que se abren de par en par siguiendo cada paso acelerado del vagón hasta que se detiene frente a ti y te abre las puertas a otro mundo, a donde tú quieres ir. Y ahora, ¿a qué esperas? Ya sabes que el tren no va a venir. Levántate, pues. Corre, huye. Tus piernas son ahora el vehículo que te llevará lejos, tan lejos que echarás de menos el estar cerca, en la vía, con una ilusión que llega tan pronto como se va. Es fácil, ponerte en pie y caminar, sin mirar atrás. Sin embargo, como era de esperar, sigues mirando hacia atrás. Cualquier relámpago tenue allá en el infinito te recuerda a la cálida luz a la que