Comienzo conmigo.

Yo,
que vislumbro esperanza en lo que a nada se parece
que consumo palabras a destajo
y me tapo la boca para que no se escape el humo
que lleno mi agenda de planes conmigo
– y a menudo me fallo –
que me contamino la sangre con cuentos de hadas
(que me abandonan en el nunca y jamás vuelven)
que me asomo a mi vacío
y se me caen las alas
que llamo hogar a las manos que tiemblan
que no sé llorar sin echar de menos
que no sé echar de menos sin echar de más
que no conozco ausencia más puta que ésta
que asfixio al mar con historias de naufragios
y aún no sé nadar.

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